Esta es la primera novela del escritor estadounidense Robert Fisher, publicada en el año 1989. Es una obra superventa de la que se han vendido más de un millón de copias en todo el mundo, teniendo un gran impacto tanto en niños como en personas mayores.
El libro refleja el proceso de cambio de un humano que no expresa sus sentimientos. La novela trata sobre un hombre que evita el dolor y que su única preocupación es el. Pero todo cambia cuando su mujer le advierte que si no cambia le abandonara y se ira con su hijo para siempre.
El caballero tendrá que recorrer un camino inexplorado para el lleno de aventuras que le harán cambiar para siempre.
La historia está contada metafóricamente para poder hacerla más interesante. El cuento sigue una línea que te hace creer que tratará de unas aventuras fantásticas de las que te hacen volar la imaginación, pero no es exactamente así: te hacen ejercer la mente. El escritor ha expresado todos los valores que se le han pasado por la cabeza y los ha entrelazado resumidamente.
El libro es una especie de guía para convertirte en alguien que lucha, se cae, se levanta y sigue luchando, todo relatado en forma de una historia de lo más conmovedora. Repleta de frases que marcan en cada uno y que si las piensas detenidamente, tienen mucho sentido. Situaciones que te hacen pensar que el escritor se ha liado con muchas ideas, pero el que te lías eres tú que no eres capaz de comprender la pura realidad.
Todo es muy filosófico pero puedes entenderlo si usas un poco la cabeza, que es lo que a día de hoy no se hace mucho, vamos solo a la fácil. Es corto pero suficiente, la novela está completa y no necesita nada más. Y otra cosa de la que me he fijado es en que el personaje al principio es un ingenuo y hace aparentar alguien que no se da cuenta de sus actos por mucho que los haga mal, el miedo lo paraliza.
No podemos escondernos evitando el dolor tras una armadura, tenemos que afrontar los problemas por muy difíciles que sean, o por muy malas que sean las consecuencias para nosotros. Y después de todo reconocer nuestros malos actos, no ser soberbios y siempre luchar por mejorar cada día.